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Enrique Mendoza Vilar Director de Asesores Legales Corporativos ALC

Enrique Mendoza Vilar Director de Asesores Legales Corporativos ALC
Director de Asesores Legales Corporativos ALC, Abogado y Contribuidor regular

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Jubilación en Bolivia?

Como lo advierte la noticia, muchas personas están obligadas a trabajar de por vida, aún tras la jubilación. Y el futuro de los rentistas no es mejor. Pero y los trabajadores activos?
La verdad es que este panorama tampoco es alentador para los trabajadores activos. La modificación en el nuevo sistema y la desconfianza a la administración estatal de los fondos aportados, sumada a la creciente informalidad han generado la desconfianza hacia el sistema y la eminente crisis de su financiamiento.
Esta desconfianza no está infundada, pues como los datos revelan la mayoría no llega a cumplir los requisitos para la jubilación, por lo menos la teórica; y percibe rentas escasas o no consigue jubilarse. Pero la situación empieza a provocar un ciclo vicioso con pocas alternativas: el financiamiento de los sistemas previsionales se basan en que el aporte de los trabajadores activos será siempre superior a los gastos de financiación de los pasivos. Esto implica reducir gastos, y lograr mayores recaudaciones junto a mayores rentabilidades a lo recaudado.
Pero como se menciona antes, la informalidad crece, no solo por parte de los empleadores, sino por los propios trabajadores que prefieren “eludir” sus aportes y la creciente cantidad de “auto empleados” o “independientes” que no encuentran beneficios o incentivos suficientes para realizar aportes individuales voluntarios. El último golpe dado al futuro de la jubilación en Bolivia son las medidas relacionadas a la administración de los fondos y los componentes de los aportes.
Tanto la Estatización de los Fondos de Pensiones como la estatización de las empresas sectoriales estratégicas, cuyas ganancias aportaban a los fondos de Pensiones, han significado un duro golpe al financiamiento de dichos fondos pero también a la transparencia y eficiencia en el control de los beneficiarios y aportantes. El Estado ahora es Regulador, Regulado y Beneficiario de estos fondos; y ya se ha podido evidenciar la mala administración del Estado, no solo en la falta de dividendos que antes producían las empresas privadas, sino porque ante la prioridad política de la administración gubernamental, el destino de los recursos no siempre se respeta, echando mano de ellos ya sea para financiar otras actividades o a través de perdonazos y condonaciones que el propio estado se hace como administrador de las empresas. Y ya que se menciona esto, no sólo ha ocurrido en perjuicio de los aportantes y beneficiarios sino también en perjuicio de la población en general que ahora ha visto disminuida la posibilidad de recaudación de impuestos a las nacionalizadas (lo que jamás ocurrió ni ocurriría con las privadas) y con ello la pretendida redistribución de la riqueza que debería lograrse con ello.
Y aunque las expectativas económicas y financieras puedan aparentar positivas par algunos optimistas, para los trabajadores activos el sistema no refleja la seguridad que debería; ni se han podido comunicar eficientemente los beneficios del aporte conjunto para el caso de cada particular, enfrentándonos con la principal causa de desastre financiero que a su vez, justifica el miedo y resistencia a aportar y afiliarse.
El problema es claro y la crisis que enfrentamos no se debe exclusivamente a particularidades en nuestro país, así que a modo de alternativas de solución es preciso señalar la necesidad de fomentar políticas de estabilidad laboral y efectivización de aportes de empleadores, trabajadores e independientes. Para ello se debe otorgar certeza y transparencia sobre el destino, rentabilidad y control de los fondos de pensiones. Para ello debe haber una mejor separación de los actores y sus atribuciones, debiendo tener controles efectivos, independencia en la administración e información efectiva sobre los beneficios, administración y destino de los aportes. También generar mecanismos eficientes de financiación de los fondos, no solo a través de los aportes directos, sino  través de su rentabilidad, correcta inversión, contribución en aportes de la rentabilidad de los negocios estatales y economía nacional.
Independientemente de ello, nosotros recomendamos que además de cumplir con los aportes patronales, del trabajador o voluntarios, los empleadores, trabajadores e inclusive los independientes o auto empleados, prevean la importancia del ahorro para el retiro a través de seguros particulares, ahorros, inversiones, y la creación de ingresos indirectos.

2 comentarios:

  1. La crítica en general al sistema solidario de reparto me parece correcta, pero no debemos olvidar que este sistema solidario en el que los trabajadores activos financiaban las pensiones de los pasivos ha quedado superado hace ya más de una década en el país (por causas de insostenibilidad material denunciadas por la misma OIT).
    En la actualidad el sistema de pensiones ha sido modificado para implementar el sistema de ahorro individual, en este sistema cada trabajador ahorra (con sus aportes) para su eventual jubilación, el dinero que se va acumulando en su cuenta individual se deposita a una cuenta que se encomienda a las AFPs para que ellas lo administren e inviertan para poder escapar de la devaluación típica del ahorro a causa de la inflación, el dinero encomendado a las AFPs se encuentra en calidad de "fideicomiso" lo que significa que en ningún momento y por ninguna razón la AFP puede confundir su patrimonio con el del ahorro de los trabajadores activos. En consecuencia el miedo sobre el destino que tendrán los aportes de los trabajadores en infundado, el sistema de pensiones actual (ley 065 de pensiones) junto con la ultraactividad del antiguo sistema (ley 1732)aseguran que los aportes de los trabajadores sean depositados en cuentas individuales que no pueden ser tocados ni por las AFPs ni por el Estado, constituyen propiedad privada y son inviolables en función a las disposiciones de la Cosntitución.
    La desconfianza al Estado como mal administrador es totalmente fundada (demostrada históricamente) pero en el sistema de pensiones actual es infundada, el Estado no tiene ningún derecho por sobre los aportes de los trabajadores.

    Con relación a la renuencia de los trabajadores informales o de aquellos que prestan servicios, es decir, de todos los trabajadores independientes, ya se ha dispuesto un D.S. (del que no tengo el número en este momento) que establece la obligación de todos los que prestan servicios (y en consecuencia emiten factura por tal prestación) deben aportar a su respectiva AFP.

    Si es que no se desarrollan políticas como ésta que "obligan" al trabajador a prever para su futuro, nunca se logrará la tan ansiada seguridad en la jubilación de los bolivianos. En otras palabras, carecemos de la costumbre del ahorro y de la previsión, y si es que dependiera de nosotros, no aportaríamos a ningún sistema de jubilación por más bueno que sea, ya que preferimos gastar todos nuestros ingresos en el presente y solemos olvidarnos del mañana.

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  2. Estoy de acuerdo con el hecho de que no hay cultura de ahorro, pero también hay que admitir que la percepción general sobre la confianza en el Estado como Administrador de Fondos genera un desincentivo adicional. La Verdad es que la ley puede preveer se respeten los fondos como individuales pero en la realidad eso no garantiza en nada que la reconocida mala administración Estatal esté libre de quebrar esos fondos o malbersarlos muy a pesar de la norma. Por otra parte, yo quisiera preguntar, si se trata de un fondo individual de ahorro para la jubilación, porqué existen restriccciones a los montos de aportes, a los montos de jubilación y a los requisitos mínimos para ser beneficiario... ante todas estas cuestiones yo preferiría que no me obliguen a aportar a la AFP y me permitieran administrar esos fondos de manera libre incluídas las inversiones de seguros privados de jubilación que son más flexibles, más cortos y con mayores beneficios y coberturas.

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